El juego de Quique Setien está pasando factura a los jugadores de la Unión Deportiva. A un lesionado por partido, Setien tiene que plantearse hacia donde está llevando al equipo. Con exceso de
trabajo, algunos jugadores no están aguantando más. Ya ocurrió con Vicente Gómez,
en el cual Quique Setién depositaba mucha confianza. Ahora está pasando con Roque
Mesa, que ya empieza a tener los primeros síntomas de sobrecarga. El técnico cántabro tiene que escuchar a su equipo; sus cuerpos están hablando.
Llevamos muchas jornadas en las que los jugadores están
jugando en otras posiciones diferentes a las que están acostumbrados. Esto puede
generarles un plus de estrés que les lleve a una sobrecarga. Jugadores
que están teniendo un buen rendimiento, están llegando a un punto donde no
pueden más, y se rompen.
El fútbol es un deporte grupal, y si se individualiza se
pierden los efectos y beneficios del grupo. Si hay problemas en el equipo, si no
hay suficientes jugadores para una posición, no se puede sobrecargar a un miembro, ha de ser el equipo el que haga frente a esa situación, y si para ello
hay que cambiar las tácticas de juego, es mejor que sobrecargar y lesionar, que
parece estar siendo la estrategia del míster.
Si las cosas no salen como uno quiere, uno tiene que estar
dispuesto a cambiar las ideas. Cómo decía Groucho Marx “estos son mis principios,
pero si no les gustan, tengo otros”. Seguir fiel a la idea, cueste lo que cueste,
suele salir caro, y lo estamos viendo. Llevamos un numero elevado de
lesionados que es difícil de sobrellevar, y si no hay un cambio de miras, este
número va a aumentar.
Quique Setien ha de plantearse que no está solo con la
idea. Que él, también, es parte del grupo.
Una idea es solo eso, una idea. La realidad siempre es mucho
más compleja.
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