La prensa deportiva no puede vitorear y apalear a la Unión
Deportiva Las Palmas en la misma semana. Si la semana pasada parecía que estábamos
levantando cabeza y empezaba la recuperación, esta semana, nos vamos a segunda
sin ninguna esperanza.
La situación de Las Palmas viene comprometida desde hace tiempo.
Esta campaña se inicio sin tener claro quién entrenaría al equipo. Si ya el año
pasado los deberes no se hicieron bien y fuimos testigos de un final de
temporada humillante con respecto a Las Palmas, que no sabía quién sería su
entrenador, el verano no sirvió de mucho, y cuando se iniciaba la liga la
figura de Manolo Márquez parecía no disponer de todas las confianzas del club. A
partir de ahí se han sucedido unas decisiones que no han parecido encontrar
reflejo en los buenos resultados.
Tenemos que pensar que cuando un entrenador no responde como
esperamos, deberíamos cuestionar así mismo al director deportivo que lo seleccionó,
y, a su vez, a la junta directiva que lo contrató.
En la entrevista que realizamos a Carlos
Fernández del Ganso, psicoanalista y médico, y profesor de la RFEF, transcrita
en entradas anteriores de este blog, decía: “el fútbol profesional es un concepto
grupal en todos los niveles y esferas del club; por eso se habla de cuerpo
técnico, plantel de jugadores o junta directiva. Poner el acento en un único
integrante, sea el entrenador (máximo responsable del cuerpo técnico) o un
jugador (el máximo goleador o el que más gana), no resuelve la problemática del
club. Sin conocer los entresijos del vestuario, donde sin duda se cocina la
verdad del equipo, es difícil saber qué sucede, y evaluar solo desde los
resultados, puede resultar algo cruel”.
Arriba Las Palmas.