Desde el partido de ayer entre la Unión Deportiva Las Palmas y la Real Sociedad no oigo hablar más que del/los estados de ánimo de los jugadores o del equipo. Quique Setien en la rueda de prensa post partido decía “Todos son estados de ánimo”. También Araujo se defendía de las polémicas declaraciones que hizo esta semana diciendo “mi estado de ánimo no estaba bien”. Incluso la prensa deportiva se hacía eco de este aspecto, y el periodista Martín Alonso en La Provincia escribía “El fútbol es un estado de ánimo”.
Pero, ¿a qué se refieren con el estado de ánimo? El estado
de ánimo hace referencia a todos aquellos aspectos que tienen que ver con lo psíquico
del sujeto, y no con lo físico ni con lo táctico. ¿Y qué es lo psíquico? Lo psíquico
son las relaciones entre todas las personas que forman un equipo, jugadores,
entrenador, equipo directivo, también son los afectos, los celos y envidias
entre los jugadores, los obstáculos, etc. Cuando lo psíquico no está trabajado,
puede influir positiva o negativamente en el sujeto, variando considerablemente
su juego en un partido, e influyendo en el resultado.
Pensemos ahora en cada uno de nosotros. Cuando tenemos un
estado de ánimo bajo, decaído, desilusionado, el resultado de un trabajo que
tenemos que hacer no es el mismo, que cuando nuestro estado es animado y
alegre. Lo mismo les ocurre a los jugadores, solo que el efecto de ese estado
de ánimo va a ser grupal y social.
El psicoanálisis trabaja la parte psíquica del sujeto, y al trabajar lo psíquico permite que lo físico y lo
táctico se puedan poner en escena en el terreno de juego durante el partido.
En todo equipo hay dificultades y obstáculos que tienen que
ver, en su mayoría, con la personalidad de jugadores y entrenador. Si esas
dificultades pueden ser conversadas, analizadas, esos obstáculos se salvan, y
entonces lo que dirige el partido es el proyecto deportivo. Cuando los estados
de ánimo aparecen en mitad de un partido, lo que dirige el partido no es el
proyecto sino la singularidad de cada integrante, y entonces el deporte en vez
de una cosa grupal se vuelve individual, que es lo que le pasó a Araujo en el día
de ayer. Su estado de ánimo era bueno, y puso en práctica todo lo que él sabe, consiguiendo, incluso, el máximo refuerzo que un jugador puede
lograr en un partido, hacer un gol.
Sin embargo, estar a expensas del estado de ánimo de los
jugadores, es estar en una montaña rusa que nos va a hacer sufrir mucho. Así
que un análisis psíquico o psicoanálisis del equipo, influenciará,
positivamente, en los resultados de los partidos.
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