sábado, 7 de noviembre de 2015

Un equipo es un estado de ánimo


Desde el partido de ayer entre la Unión Deportiva Las Palmas y la Real Sociedad no oigo hablar más que del/los estados de ánimo de los jugadores o del equipo. Quique Setien en la rueda de prensa post partido decía “Todos son estados de ánimo”. También Araujo se defendía de las polémicas declaraciones que hizo esta semana diciendo “mi estado de ánimo no estaba bien”. Incluso la prensa deportiva se hacía eco de este aspecto, y el periodista Martín Alonso en La Provincia escribía “El fútbol es un estado de ánimo”.

Pero, ¿a qué se refieren con el estado de ánimo? El estado de ánimo hace referencia a todos aquellos aspectos que tienen que ver con lo psíquico del sujeto, y no con lo físico ni con lo táctico. ¿Y qué es lo psíquico? Lo psíquico son las relaciones entre todas las personas que forman un equipo, jugadores, entrenador, equipo directivo, también son los afectos, los celos y envidias entre los jugadores, los obstáculos, etc. Cuando lo psíquico no está trabajado, puede influir positiva o negativamente en el sujeto, variando considerablemente su juego en un partido, e influyendo en el resultado.

Pensemos ahora en cada uno de nosotros. Cuando tenemos un estado de ánimo bajo, decaído, desilusionado, el resultado de un trabajo que tenemos que hacer no es el mismo, que cuando nuestro estado es animado y alegre. Lo mismo les ocurre a los jugadores, solo que el efecto de ese estado de ánimo va a ser grupal y social.

El psicoanálisis trabaja la parte psíquica del sujeto, y al trabajar lo psíquico permite que lo físico y lo táctico se puedan poner en escena en el terreno de juego durante el partido.

En todo equipo hay dificultades y obstáculos que tienen que ver, en su mayoría, con la personalidad de jugadores y entrenador. Si esas dificultades pueden ser conversadas, analizadas, esos obstáculos se salvan, y entonces lo que dirige el partido es el proyecto deportivo. Cuando los estados de ánimo aparecen en mitad de un partido, lo que dirige el partido no es el proyecto sino la singularidad de cada integrante, y entonces el deporte en vez de una cosa grupal se vuelve individual, que es lo que le pasó a Araujo en el día de ayer. Su estado de ánimo era bueno, y puso en práctica todo lo que él sabe, consiguiendo, incluso, el máximo refuerzo que un jugador puede lograr en un partido, hacer un gol.

Sin embargo, estar a expensas del estado de ánimo de los jugadores, es estar en una montaña rusa que nos va a hacer sufrir mucho. Así que un análisis psíquico o psicoanálisis del equipo, influenciará, positivamente, en los resultados de los partidos.

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