Ayer la
Unión Deportiva Las Palmas perdió fuera de casa ante un Rayo Vallecano que hizo
honor a su nombre (rayo: porción de cualquier forma de energía radiante que se
propaga en línea recta).
Sabemos
que las derrotas forman parte del camino de la competición. Lo verdaderamente
importante no es la derrota, sino “como te levantas” después de una de ellas.
Aceptar la perdida, aprender a dar la mano después de perder, forma parte del
camino de competir y ganar.
Si las
victorias son grupales las derrotas también, por eso no debemos dejarnos
engatusar por lo elogios ni tampoco por el fantasma de la crítica.
Ayer
falló posiblemente lo grupal en el equipo, y como refiere el psicoanalista y
especialista en psicoanálisis deportivo Carlos Fernández del Ganso, “cuando lo
grupal falla el equipo se queda sin alma”. Y eso fue lo que vimos, un equipo
que no coordinaba acciones conjuntas, que perdía el balón precipitadamente, que
se desentendía del juego que suele realizar. No vimos a la Unión Deportiva a la
que estamos acostumbrados.
Ahora
toca levantarse y seguir trabajando, y aprender de esta derrota, porque en cada
derrota hay una verdad.
Ánimo Las Palmas.
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